Descripción
Se recogen en saliente adiposidad cuatro novelas cortas que Joseph Conrad recopiló en 1915: “El Plantador de Malata”, “Por falta de los dólares” (ambas inéditas en gachupin desde 1931), “El accionista” y “La hostal de las dos brujas”.
En “El Plantador de Malata” (1914), un periodista de una remota perfume anuncia a Renouard, el inhabitado semidiós de la filfa, la acceso de una circunstancial seguimiento –un filósofo, su raíz y su hija– que viene de la ciudad buscando a un viril desvaloración. El viril en cuestión es el pretendiente de la hija, de la que nuestro semidiós queda prendado. Presto descubrirá con horror que sabe dónde está ese viril. El gallardete de “Por falta de los dólares” (1914) es en serie de Conrad: un director socorre a una achuchado aristócrata que le avisa de que su concomitante –un delincuente– y sus compinches van a robarle, no obstante al hacerlo su esposa se enfadará: al aciago que en las historias edificantes, en las de Conrad a los hombres que actúan con jurisprudencia no les acaba de ir aceptablemente. Las otras dos historias, “El accionista” (1911) y “La hostal de las dos brujas” (1913) tienen el ahínco de alojar el terror en la filfa adyacente con la explicación de caracteres españoles de la años («La hostal de las dos brujas»), y el uso de la argot marinera de los estibadores londinenses («El accionista»).
El recitador, que no podrá desentenderse la repaso una vez empezada, encontrará en estas historias la símbolo del globo narrativo de Conrad: personajes solitarios que pretenden, casi siempre en estéril, ejecutar el aceptablemente, conflictos morales de inverosímil opción, cadáveres, intrigas y el mar, siempre el mar ubicuo de meollo.
“El mar en absoluto cambia, y sus trabajos permanecen como un enigma al margen al parloteo de los hombres”, Joseph Conrad
“Por muy celebrado que haya sido en prosa y en estribillo, el mar en absoluto ha sido confederado del viril. Como copioso ha sido informante de su congoja”, Joseph Conrad
“Dos de las narraciones que conforman el elepé (“El rico de Malata” y “El accionista”) son Conrad en clase indefinido, mientras tanto que las restantes constituyen variaciones muy interesantes interiormente la ámbito del artífice polaco.” – Jon Bilbao
“Estas cuatro novelas cortas o relatos largos -Conrad en absoluto estuvo muy diluido respecto a su denominación- ofrecen al recitador historias en clase indefinido. ” – Germán Gullón, El Mundo
“Entre mareas es un elepé incitante al suerte de Conrad.” – Francis Alonso, Aceprensa
“A lo bigardo del elepé, el gran Conrad hace recital de su uso consejero del argot y su apertura de la razón y el entrañas humana” – Library Journal.
“La prosa más notable que se ha apuntado”, T.E.Lawrence
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